Hoy fue un día que he esperado mucho tiempo, desde ayer pedí permiso en mi trabajo para este día tan esperado, todo tenía que salir perfecto, nada podía opacar mi día, hasta el día anterior me acosté pensando en lo fabuloso que iba a ser. A la mañana siguiente, me levanté con dolor de cabeza pero me dije a mi misma, nada te opacará este día. Al llegar al automóvil me di cuenta de que una de las llantas del carro estaba desinflada ¡no puede ser! Respiré profundo y me dije a mi misma, “nada opacará este día”.
Después de arreglar el asunto de la llanta seguí mi ruta, tráfico en las calles y muchos más factores que quería opacar mi día especial.
Al final de la mañana ya había terminado todo lo que tenía que hacer, entregué en la imprenta el CD para iniciar la fase de impresión de mi libro y a pesar de lo difícil que fue la mañana Dios por su lado tenía planeado enseñarme una lección:
Si no esperas un buen día, semana, mes, año o incluso ¡vida!, no tendrás un buen final a pesar de las dificultades que se presenten.
Antes de que alguna meta se cumpla, debe haber existido primero en los planes de Dios y después en nuestra mente el deseo de que exista.
Si no espero un buen novio, un buen matrimonio, una buena familia un buen trabajo, una buena carrera, a pesar de que tengamos claro que habrá dificultades, no tendremos lo que esperamos.
En conclusión esto que me pasó esta mañana resume toda una fase de mi proyecto del libro “Memorias Con vida”; pues si no esperas no sueñas, no deseas, tus sueños nunca se harán realidad. Porque a parte de trabajar en ello, también se necesita tener mente positiva, saber esperar las bendiciones de Dios con la firme certeza que las recibiremos esperando en el Señor y recuerda:
Si nunca esperas lo mejor, no llegará a tu vida, no porque no llegue sino porque no lo verás pasar.
Escrito por: Susana Rocío Mejía García ®
Miércoles, 23 de diciembre de 2009
Después de arreglar el asunto de la llanta seguí mi ruta, tráfico en las calles y muchos más factores que quería opacar mi día especial.
Al final de la mañana ya había terminado todo lo que tenía que hacer, entregué en la imprenta el CD para iniciar la fase de impresión de mi libro y a pesar de lo difícil que fue la mañana Dios por su lado tenía planeado enseñarme una lección:
Si no esperas un buen día, semana, mes, año o incluso ¡vida!, no tendrás un buen final a pesar de las dificultades que se presenten.
Antes de que alguna meta se cumpla, debe haber existido primero en los planes de Dios y después en nuestra mente el deseo de que exista.
Si no espero un buen novio, un buen matrimonio, una buena familia un buen trabajo, una buena carrera, a pesar de que tengamos claro que habrá dificultades, no tendremos lo que esperamos.
En conclusión esto que me pasó esta mañana resume toda una fase de mi proyecto del libro “Memorias Con vida”; pues si no esperas no sueñas, no deseas, tus sueños nunca se harán realidad. Porque a parte de trabajar en ello, también se necesita tener mente positiva, saber esperar las bendiciones de Dios con la firme certeza que las recibiremos esperando en el Señor y recuerda:
Si nunca esperas lo mejor, no llegará a tu vida, no porque no llegue sino porque no lo verás pasar.
Escrito por: Susana Rocío Mejía García ®
Miércoles, 23 de diciembre de 2009
Felicidades Su!!! por las cosas bellas que escribes, por dejar fluir y no dejar de ser.
ResponderEliminarMe encanta la forma en la que escribes, todo me queda claro al leer pero al cerrar el libro cuesta un poquito más, entender lo complicado de la cotidianidad. Pero que seria de nuestra vida sin esta bella reflexión.
Un abrazo y muchos exitos.