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Dios tiene la última palabra

Uno ocho de febrero del dos mil doce a las tres de la tarde recibí esa hermosa noticia que muchas mujeres esperan con ansias y otras que como yo son sorprendidas en un día cotidiano, la respuesta "positiva" estaba embarazada y llevaba en mi vientre a ese bebé que estaba formándose.

Pero a pesar de la alegría sabía que apenas tres meses atrás había recibido un tratamiento de yodo radiactivo por lo cual tenía terminantemente prohibido quedar embarazada por el efecto de la radiactividad en mi cuerpo la cual duraría aproximadamente un año, por eso y otras cosas mas los pronósticos médicos no eran nada alentadores y para poner a llorar a cualquiera pero mientras escuchaba dichos pronósticos solo dejé de escuchar a mi alrededor y en mi mente todo se volvió silencioso mientras mi corazón se aferraba a la promesa "Dios tiene la última palabra" pues ese mismo día escuché lo mas lindo que una mujer puede escuchar en la vida:  por primera vez escuchar el corazón de tu hijo latir en tu vientre mientras el médico realiza una ultrasonografía.

Pasaron los meses y el embarazo se desarrolló como un embarazo normal con las tan mencionadas nauseas y todo lo que sigue después de las nauseas, los antojos, el sueño y los cambios día a día en mi cuerpo. Por ser diagnosticado como un embarazo en alto riesgo debía ir a control médico todos los meses, algunos meses habían buenas noticias, otros no tan buenas, pero gracias a Dios puso personas en nuestro camino que nos apoyaron en muchos sentidos y también con sus palabras, con sus oraciones, etc. 

Habían diversos pronósticos por mencionar algunos como que podía tener la piel dañada, que el cuerpo rechazar el producto, la tiroides dañada, problemas por mi tipo de sangre por ser ORH negativo, podía ser nacer prematuro y eso traer otras consecuencias, entre otros. Algunos días las consultas médicas eran menos alentadoras que otros, pero cada vez que recibía una noticia no tan alentadora solo repetía la misma frase: "Dios tiene la última palabra". A medida que fue avanzando el embarazo las oraciones se intensificaban tanto nuestras como las de los seres queridos y amigos, poco a poco empecé a sentir sus pataditas en mi vientre que crecía y lo mas maravilloso sentir y a veces hasta ver como respondía a los estímulos externos lo cual nos hacía recordar que cuando vemos las cosas desde los ojos de la fe y nos aferramos a las promesas de Dios también él nos envía señales y personas que nos acompañan en oraciones, nos dan palabras de ánimo en el momento preciso.

Pasaron los días, los meses y en la semana treinta y ocho del embarazo al fin llegó ese día tan esperado, un dieciocho de septiembre del dos mil doce a las seis con cincuenta y dos minutos y escuché las palabras del médico: "Es una bebé vigorosa en perfecto estado de salud" y en ese momento solo pude darle gracias a Dios y reafirmar en mi corazón que efectivamente es Dios quien tiene la última palabra.  

Pues no importa lo difíciles o imposibles que se vean nuestros problemas, las dificultades que te presenten y aunque escuches muchas voces lo contrario y te digan que no puedes, que no alcanzarás lo que quieras alcanzar, que todo la vida está difícil que se está acabando el mundo, que la economía va para abajo, que la delincuencia está a la orden del día, tu haz tu parte y siempre recuerda en tu mente y en tu corazón que Dios es quien tiene la última palabra. 

Autora: Susana Mejía de Acosta

Comentarios

  1. Dios tiene la ultima palabra ¡¡¡¡ yo soy testigo de ese milagro de amor llamado Laurita ¡¡¡ Gloria a Dios por su fideliddad

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  2. Gracias por compartir tan linda experiencia, Dios es grande y su amor y misericordia infinita. Bendiciones a su familia el profe miguel esta muy feliz con su linda Bebita.

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  3. Gracias por compartir sus comentarios!!! Muchas bendiciones!

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