Siempre he
pensado que los que somos Padres, también tenemos la bendición de ser co-Partícipes ó cómplices de Dios para que se lleve a cabo el milagro de la
vida.
Es difícil poder
explicar las maravillas que Dios hace en el cuerpo y el alma de la mujer desde
el momento de una concepción y nos permite ver como un ser tan pequeñito puede
crecer en el vientre de su madre hasta convertirse totalmente en un bebé que
percibe que siente, que ama que sonríe y que Dios ha encomendado su cuido a los
padres.
Pero no podemos
llegar solo hasta la concepción, Dios es tan maravilloso que les dio a las
mujeres la capacidad de alimentar a sus hijos dándose a sí misma antes y después
del nacimiento. Por eso y mucho más los seres humanos somos vida y transmitimos
vida.
Pero también
como seres humanos tenemos la capacidad de no solo ser vida, sino también ser
algo más que vida, ser portadores de paz, educación de la civilización del amor, pero si nuestra vida personal seamos o no padres de familia, estemos solteros o
casados, está llena de amarguras, de resentimientos, hipocresías, envidias,
etc. ¿Qué les daremos a nuestros hijos o a las nuevas generaciones que nos preceden?
¿Qué les daremos a esos seres que Dios nos ha encomendado? Ya sean nuestros hijos,
primos, sobrinos, nietos, etc.
Nadie puede dar
lo que no tiene, si no tenemos amor, solidaridad hacia los demás, sonrisas, paz
en nuestro corazón, amor a Dios, etc. no podremos dar lo que no tenemos y por
lo tanto seguiremos forjando una generación que le cuesta perdonar, que no
olvida ofensas, que busca la venganza.
Por eso es importante
que como adultos busquemos en Dios, esa pureza de corazón, ese espacio
para alimentar de paz y prosperidad nuestra alma, porque de lo que esté lleno
tu corazón es de lo que tu alimentará el espíritu de las personas que dependen
de ti o están a tu alrededor e interactuan a tu lado.
Busquemos ser
algo más que vida, busquemos ser algo más que un ser que existe simplemente porque le tocó existir, busquemos la tranquilidad
del alma, aprender a respirar profundo y contar hasta diez es algo tan sencillo
para poder seguir siendo vida y transmitiendo algo más que vida a todas las
generaciones.
Susana
Rocío Mejía de Acosta
24-10-2013
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